“Nueva” versión sobre Acteal

Foto: Enrique Carrasco (www.sjmex.org)

A diez años de la masacre, buscan diluir la responsabilidad del Estado

Hermann Bellinghausen /La Jornada

San Cristóbal de las Casas, Chis. 18 de diciembre. Llega el anunciado décimo aniversario de la matanza de Acteal y, como toda herida viva en la memoria nacional, lo hace con la sostenida demanda de justicia, de castigo a los responsables intelectuales, y no sólo materiales de aquel hecho del 22 de diciembre de 1997.

Así lo ha reiterado durante una década la organización Las Abejas (a la cual pertenecían las víctimas) al menos una vez al mes, o sea, en más de 60 ocasiones. Han compartido la demanda decenas de organismos de derechos humanos en México y diversas partes del mundo. Desde el primer momento fue también una exigencia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y del municipio autónomo de Polhó.

Acteal es quizás un símbolo, un hito. Pero no sólo eso. Es, ante todo, una historia viva que tuvo miles de testigos presenciales que durante todo este tiempo han contado una misma historia, la que vivieron. No sólo el día de la matanza, sino en los meses previos y los años consecutivos, prolijos en hechos dolorosos, desplazamientos de largo plazo, episodios sin fin de violencia institucional (directa, económica y sicológica), ocupación militar, hostilidad y agresión paramilitares.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos está por dictar resolución sobre la demanda de responsabilizar al Estado mexicano de aquella tragedia. Y es en este momento cuando surge, con respaldo mediático, una “nueva” versión de los hechos, animada por la defensa de los paramilitares de Chenalhó inculpados y procesados. Se trata, abiertamente, de una estrategia procesal para favorecer a sus defendidos y “hacer justicia”.

Con tal fin se han resucitado las conclusiones del libro blanco de Acteal (1998), con el cual la Procuraduría General de la República (PGR) dio por cerrado el expediente con la misma conclusión que había adelantado un año atrás, a cuatro días de la masacre, el entonces titular de la dependencia, Jorge Madrazo Cuéllar: se trató de un pleito inter e intracomunitario por un banco de arena y un puñado de viejas rencillas resueltas “a lo indio”.

Libro blanco y “revisiones” oficialistas

Si bien esa versión nunca fue aceptada por las víctimas, tanto abejas como zapatistas, ni por los centros de derechos humanos, comenzando por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas (CDHFBC), que ha llevado el caso desde 1997, el libro blanco ha servido de vez en cuando para fundamentar “revisiones” oficialistas en ediciones de poca circulación y escaso impacto en la opinión pública. La “nueva” versión que los abogados de los paramilitares han puesto en circulación no es tan nueva en realidad.

La piedra angular de esta interpretación sería el emocionante descubrimiento de que no fue una masacre, por demás anunciada. No, habría sido una batalla, con trincheras y todo. De pronto resulta que durante nueve o diez años nadie se percató de que había otra película, ¡una que nadie vio!

La “nueva” versión de lo que ocurrió ese 22 de diciembre ya tiene más de un año en el aire, cuando tomó la defensa de los paramilitares presos el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), acogiendo en su clínica jurídica al equipo de abogados del fallido senador panista (por coalición) Erik Hugo Flores, con el respaldo de Ricardo Raphael de la Madrid, investigador del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y sobrino del ex presidente Miguel de la Madrid.

Raphael, quien preside también la organización Alternativa Ciudadana 21, aventuró hace ya un año la hipótesis de la batalla, entonces entre signos de interrogación (El Universal, 17 de diciembre de 2006). Ahora, él mismo, junto con el abogado Javier Angulo Nobara y el director de la División de Estudios Jurídicos del CIDE, Antonio Caballero, anuncian públicamente que pedirán a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que atraiga el caso, además de que preparan amparos para 18 de los procesados, todos indígenas de Chenalhó.

Según versiones periodísticas, este lunes Raphael pidió a los medios de comunicación “ir más allá del debate sobre si Acteal fue o no un crimen de Estado, para poner el acento en los diez años perdidos y en la injusticia cometida contra la mayoría de los procesados, que son también víctimas”.

En realidad, el “debate” sobre la responsabilidad del gobierno federal de Ernesto Zedillo no está “en los medios”, sino en las denuncias, testimonios y demandas penales de los sobrevivientes, con un pie (eternamente regateado) en los tribunales.

Llama la atención esta determinación programática (quitar del horizonte la “posible” responsabilidad del Estado), para enfocarse en la presunta inocencia de algunos de los procesados. Ahora resulta que la masacre no la habrían realizado, como lo afirmó la PGR, sólo nueve paramilitares (miembros de un grupo de “autodefensa”, según sus abogados y articulistas que los respaldan), sino que fue el resultado de una “batalla” (ni siquiera un “enfrentamiento armado”) donde hubo “otro bando” (presuntamente de zapatistas).

Cabe señalar que la única fuente explícita de esta “nueva” versión está en las declaraciones tardías de dos de los asesinos confesos y presos de Acteal (Roberto Méndez Gutiérrez y Lorenzo Pérez Vázquez), según han documentado y divulgado sus defensores, quienes elaboran dicha relectura desde 2006, contradiciendo en esto, pero sólo en esto, a la cuestionada versión oficial de la PGR.

La conmemoración de Acteal está moviendo el piso en muchas partes. El gobernador de Chiapas, Juan Sabines, anunció hace un año (22 de diciembre de 2006) la reapertura de una fiscalía especial. “La matanza -dijo entonces Sabines- sigue siendo una pesadilla para todos los chiapanecos, porque los responsables intelectuales aún no han sido castigados, por lo que sigue siendo un crimen horrendo que golpea a familiares y amigos de las víctimas”. Ahora esa fiscalía, creada al fin recientemente, ha llamado a declarar (por primera vez) al ex gobernador Julio César Ruiz Ferro y a otros ex funcionarios estatales.

http://www.jornada.unam.mx/2007/12/19/index.php?section=politica&article=007n1pol

Todos somos Chiapas

El escritor, en Acteal

José Saramago, Premio Nobel de Literatura 1998

Cada mañana, cuando nos despertamos, podemos preguntarnos qué nuevo horror nos habrá deparado, no el mundo, que ese, pobre de el, es sólo víctima paciente, sino nuestros semejantes, los hombres. Y cada día nuestro temor se ve cumplido, porque el ser humano, que inventó las leyes para organizarse la vida, inventó también, en el mismo momento o incluso antes, la perversidad para utilizar esas leyes en beneficio propio y sobre todo, en contra del otro. El hombre, mi semejante, nuestro semejante, patentó la crueldad como fórmula de uso exclusivo en el planeta y desde la perversión de la crueldad ha organizado una filosofía, un pensamiento, una ideología, en definitiva, un sistema de dominio y de control que ha abocado al mundo a esta situación enferma en que hoy se encuentra.

Sirva este largo preámbulo para explicar el estado de ánimo con que recibí la terrible noticia de la matanza de Acteal. Se nos decía “45 muertos en Chiapas” como antes se había hablado de “Insurgencia en Chiapas” y uno acepta el enunciado como si fuera un mazazo, uno mas que añadir al de ayer y al de mañana, una cuenta más en el rosario de crímenes del hombre contra el hombre. Sin embargo, la mañana que se publicó la matanza de Acteal mi casa se paró. Dijimos:

Tenemos que comprender. Debemos compartir. Y nos fuimos a México, a Chiapas, al centro del dolor y al corazón de nuestro pasado, al único lugar donde el conocimiento podía producirse. Fuimos a Chiapas y nos vimos reflejados en las miradas de la gente sobreviviente de las matanzas de la historia, en los ojos negros de los niños mutilados, en la paciencia incomprensible de los ancianos que nos observaban, quizá queriendo comprender también ellos. Viendo a los indígenas chiapanecos descubrimos nuevos rostros de la lógica del poder, tan igual siempre, tan inmutable a lo largo del tiempo, de las generaciones y de los usos políticos.

Estuvimos en Chiapas. Vimos las casas de la gente que habita dichas regiones, los campamentos de desplazados, los asentamientos provisionales y los considerados definitivos. Conocimos sus propuestas para el futuro, que para ellos siempre será imperfecto, y que están reflejadas en los Acuerdos de San Andrés que el gobierno suscribió y ahora no quiere respetar, y conocimos a Rosario Castellanos, la escritora que a pesar de haber muerto hace 24 años sigue siendo una embajadora de Chiapas, porque en sus novelas supo contar las vicisitudes de los indios y las tropelías de los blancos. Vimos al Ejército Mexicano con uniformes de campaña y equipado para iniciar una guerra. Vimos a los Voluntarios Internacionales asistiendo a niños desnutridos y a Mujeres Jóvenes que han perdido su dentadura y el cuerpo se les ha resquebrajado como se resquebraja el barro seco que sostiene sus pobres casas. Vimos la pobreza, la humillación, el dolor, pero también vimos la dignidad en las palabras del guerrillero que nos describía por que decidió rebelarse y secundar el llamamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, ultimo y quizá único recurso para frenar el lento genocidio que vienen padeciendo los indígenas de México y del resto de América.

Porque los Indígenas de Chiapas no son los únicos humillados y vencidos del mundo: en los cinco continentes se repiten cada día situaciones de vejación y crimen contra grupos, etnias, pueblos, en definitiva, contra los pobres de los pobres, contra lo que el sistema imperante, el capitalismo autoritario que rige el mundo, considera inútil para sus objetivos y por lo tanto, desechable, saldo, material de derribo susceptible de eliminación sin pagar por ello. Sin que los auténticos responsables paguen por ello, como una y otra vez estamos viendo. Sin embargo, en Chiapas se ha dicho basta. Los indígenas se han organizado para combatir y negociar. En torno del Sub–Comandante Marcos, han plantado cara al gobierno y han dado una lección de dignidad al mundo y esto no es retórica. La decisión firme de vivir otra vida la percibimos en los Hombres y Mujeres con las que hablamos, en la firmeza y en la rotundidad de gestos y palabras, en la nueva concepción que de ellos mismos tienen. Los indígenas han asumido para ellos el proyecto de Zapata, y Zapatistas ellos, es decir, bajo la bandera de “Tierra y Libertad” que Zapata esgrimió, seguirán combatiendo al gobierno, al latifundio, al capital, a la concepción de la historia que los considera superfluos, especie a extinguir.

Fuimos a Chiapas. Recogimos Impresiones, Conocimiento, Emociones. Compartimos el dolor y las lágrimas. Como otros que fueron antes los que Irán en el futuro. Sabemos que tenemos la obligación de contar lo que vimos, decir los nombres de los niños, de los cooperantes, de las personas que se hicieron indígenas para poder sentir como los indios y así comprender mejor. Vinimos cargados de nombres, Jerónimo, Pedro, María, Ulises, Samuel, Marcos, Rafael, Ramona, Rosario, Carlos, nombres castellanos para una gente Antigua y Contemporánea.

Chiapas no es una noticia en un periódico, ni la ración cotidiana de horror. Chiapas es un lugar de dignidad, un foco de Rebelión en un Mundo patéticamente adormecido. Debemos seguir viajando a Chiapas y hablando de Chiapas. Ellos nos lo piden. Dicen en un cartel que se encuentra a la salida del campo de refugiados de Polho: “¿Cuando el último os hayáis ido qué va a ser de nosotros?”.

Ellos no saben que cuando se ha estado en Chiapas, ya no se sale jamás.

Por eso hoy estamos todos en Chiapas.

http://www.freewebs.com/ntnzine/matanzadeactealchiapas.htm

Acteal: volver a morir

Arturo Lomelí y Dolores Camacho* /La Jornada

Para quienes vivimos de cerca los acontecimientos en Chiapas, es doloroso e insultante que se “reviva” la matanza de Acteal en una discusión centrada en la responsabilidad de los autores materiales, la mayoría encarcelados, y no en la de los autores intelectuales, todos libres, o en las instituciones que fallaron en contra de las víctimas.

Ha sido ampliamente documentada la existencia de grupos paramilitares en Chiapas. En su formación y funcionamiento tuvieron gran responsabilidad los más altos niveles de mando en el país y las autoridades estatales. Hay que recordar que desde 1994 las autoridades de todas las jerarquías usaron un lenguaje que desembocaba en lo mismo: destruir al EZLN y su influencia en otros movimientos que resurgían en todo Chiapas.

En 1995, mientras Ernesto Zedillo enviaba a su secretario de Gobernación a la selva con una carta en la que decía “queremos dialogar”, se trató de aprehender a la dirigencia del EZLN. Las consecuencias de esta acción no se hicieron esperar: cientos de simpatizantes zapatistas fueron desplazados, la presencia militar en la región creció hasta alcanzar 250 posiciones militares.

Julio César Ruiz Ferro gobernó para una región de Chiapas, mientras que en la del “conflicto” lo hicieron los mandos militares. Se diseñó una estrategia de guerra, donde las fuerzas de la seguridad pública y el Ejército toleraban y preparaban a los grupos paramilitares en todo el estado. El Ejército los protegía. Se agredió a los simpatizantes zapatistas más débiles, tal y como indican los manuales de GBI (guerra de baja intensidad).

Los miembros de estos grupos fueron vistos armados y uniformados, y adiestrados por ex militares o ex policías, algo comprobado incluso por la PGR, como consta con el autodenominado Máscara Roja en el informe sobre Acteal.

Simultáneamente se apoyaron proyectos productivos, como el de 4 millones 600 mil pesos que el gobierno de Ruiz Ferro otorgó a la organización Paz y Justicia en la zona norte. En el acto desarrollado en El Limar, en julio de 1997, estuvo como testigo de honor el comandante de la séptima región militar, Mario Renán Castillo. El dinero sirvió para comprar armas, como ha sido denunciado por militantes de Paz y Justicia que decidieron abandonar la organización cuando se enteraron de las intenciones “verdaderas” de la organización.

Con esta estrategia la organización se fortaleció, pero también el número de desplazados creció a 8 mil. En Chenalhó llegó a 12 mil, porque todos aquellos que no aceptaron convertirse en agresores de los zapatistas prefirieron huir para evitar las represalias. De ahí nació el concepto oficial de “autodesplazados”.

En Chenalhó y el Norte, el partido del Frente Cardenista está “casualmente” involucrado en la formación de los grupos paramilitares. Manuel Anzaldo aparece en constantes referencias de los campesinos cuando cuentan cómo dejaron de ser priístas y se convierten en cardenistas y luego en enemigos de los zapatistas.

El cierre de los templos, la agresión a don Samuel Ruiz, los discursos de los líderes de Paz y Justicia que repetían a sus seguidores que “no debían dejarse influenciar por ideas externas que les llevaba la Iglesia y debían rescatar su pasado chol”, eran el reflejo de lo que ocurría en el norte de Chiapas. También fue expresión de esta situación la agresión constante contra Las Abejas o los simpatizantes zapatistas y perredistas de Chenalhó, estas últimas, acciones ocurridas de mayo a diciembre de 1997 en la región de Yabjteklum, Polhó y Los Chorros.

Ahora se pretende afirmar, tal como hizo la PGR, que el hecho de que los muertos previos a la masacre son mayoritariamente cardenistas o priístas prueba que los responsables son los zapatistas. Sostener esa versión es muestra del desconocimiento de lo que sucedió, o un intento por liberar a los responsables materiales y evitar que se involucre a los intelectuales.

Los sobrevivientes de Acteal y los habitantes del municipio autónomo de Polhó, así como antiguos cardenistas que no aceptaron la presión para convertirse en enemigos zapatistas, comentan que “los cardenistas y priístas muertos fueron asesinados por los propios caciques priístas y cardenistas. Los mataron porque no quisieron cooperar y armarse para enfrentar a los zapatistas o porque había que matarlos para responsabilizar a los zapatistas y así hacer creer que éstos era asesinos y malos”. Esto encaja con la versión de Las Abejas, cuando aseguran que fueron amenazados por los grupos armados para no ser asesinados; incluso tuvieron que robar a sus propios compañeros y entregarles el fruto del robo a los líderes paramilitares. Vivieron esta agresión durante muchos meses hasta que se resistieron a continuar con esta práctica y sus casas fueron quemadas y tuvieron que huir para no ser asesinados.

La policía estatal protegió a los priístas y cardenistas como ellos mismos declararon ante la PGR. Las historias de los sobrevivientes, que estuvieron 12 horas escondidos para no ser asesinados, demuestra la complicidad de la policía y el Ejército, que estaban a unas cuantos metros de la masacre.

¿Cómo explicar que las víctimas de esta matanza eran simpatizantes zapatistas, pero no zapatistas, más relacionados con la Iglesia y la oración que con grupos proactivos de derechos políticos y sociales? Si, como indican las conclusiones de la PGR, los grupos se armaron para la autodefensa y sus defensores, ¿por qué los muertos no fueron integrantes de los supuestos grupos armados zapatistas?

Es cierto: no están todos los culpables en la cárcel, pero los que están confesaron su culpabilidad y fueron señalados por las víctimas o se denunciaron unos a otros. Los culpables intelectuales de la matanza en todos los niveles deberían acompañar a los asesinos materiales, pero parece ser que, para algunos, eso es secundario.

* Dolores Camacho es investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México-PROIMMSE y Arturo Lomelí profesor de la Universidad Autónoma de Chiapas-Facultad de Ciencias Sociales

http://www.jornada.unam.mx/2007/11/03/index.php?section=politica&article=014a1pol

Renuncia fiscal por la decisión de la SCJN en el caso de Lydia Cacho

México, 15 dic (EFE).- La ex fiscal para los delitos contra las mujeres de México Alicia Elena Pérez Duarte, quien renunció ayer al cargo de forma sorpresiva y en repudio a un fallo de la Suprema Corte en el caso de la periodista Lydia Cacho, dijo hoy a Efe que continuará su lucha desde otra trinchera: en el campo de la defensa.

"Fue una decisión que tomé después de quince días de estar reflexionando sobre mi papel y lo que yo podía hacer como funcionaria pública para revertir la sensación de injusticia e inseguridad que dejó a muchas mujeres del país la decisión de la Corte", declaró Pérez Duarte en una entrevista.

"Quiero trabajar de manera más activa ya en la defensa de las mujeres que son violentadas, en la base de la problemática de la violencia contra las mujeres", agregó quien fue la primera titular de la Fiscalía especial de delitos contra las mujeres, creada en febrero de 2006.

La ex funcionaria confió en que el trabajo de la Fiscalía va a continuar porque se formó un equipo sólido y citó como ejemplo la investigación que llevó a la cárcel a varios militares que violaron a 13 prostitutas.

Versiones de prensa mencionan como posible nueva fiscal a Guadalupe Morfín, quien en 2004 fue la primera comisionada federal para la erradicación de la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez, donde se han reportado desde 1993 más de 400 asesinatos de mujeres.

"Si efectivamente es ella, sería una excelente decisión", agregó Pérez Duarte.

Explicó que la investigación sobre Lydia Cacho era llevada inicialmente por las fiscalías especiales de periodistas y de mujeres, la primera con la lógica de la libertad de expresión y la segunda por las agresiones de género.

En octubre pasado, el fiscal general, Eduardo Medina Mora, decidió que la investigación la continuara la Fiscalía de periodistas, que integró a su averiguación el expediente de la Fiscalía de Mujeres.

Pérez Duarte confío en que el fiscal de delitos contra periodistas, Octavio Orellana, termine de integrar ambas indagatorias y pueda concluir con que fueron violadas las garantías individuales de Cacho y que hubo una conspiración de las autoridades de Puebla.

Dijo que espera que su renuncia ayude a que se siga discutiendo a fondo el tema de las decisiones de la Corte y los efectos que tienen en la sociedad.

La ex fiscal aseguró que varias mujeres víctimas de violencia se acercaron a ella para comentarle que si eso le había pasado a una mujer importante como Lydia Cacho, qué podían esperar ellas.

La renuncia fue anunciada anoche por Pérez Duarte en la cadena CNN en español, donde dijo que estaba avergonzada de pertenecer al sistema de justicia mexicano después del fallo de la Corte.

Aseguró que la investigación que llevó del caso hasta octubre pasado apunta a que "hubo actos de tortura" contra Cacho y confabulación de las autoridades del gobierno de Puebla.

La Corte ha recibido duras críticas de diversos sectores al decidir el 29 de noviembre pasado que no investigará casos de pederastia en relación con la denuncia de la periodista Lydia Cacho, y que no hubo graves violaciones contra ella.

Cacho destapó una red de pederastia en el sureste del país en su libro "Los demonios del Edén" y tras su publicación la periodista fue detenida en diciembre de 2005 por supuestas órdenes del gobernador de Puebla, Mario Marín, en aparente complicidad con miembros de una red de pederastas, para aplicarle un escarmiento.

El presidente de la Suprema Corte, Guillermo Ortiz Mayagoitia, afirmó ayer que los jueces tienen vocación por la justicia y no por la popularidad, y aseguró que la decisión de no investigar al controvertido gobernador Marín no significa una "absolución".

La sangre del cordón umbilical

Los volantes en el consultorio médico lo ofrecen como uno de los mejores regalos posibles para los futuros padres: un registro en el que amigos y familiares aportan para recaudar unos 2,000 dólares con los que podrán almacenar la sangre del cordón umbilical del bebé por nacer, en previsión de futuras enfermedades.

Ese concepto de un seguro biológico es una posibilidad que la mayoría de las futuras mamás no deben ignorar, dicen las nuevas pautas de los pediatras nacionales que instan a más padres a donar la sangre de los cordones umbilicales de sus bebés para salvar vidas.

Esas normas han sido formuladas en momentos en que el gobierno estadunidense empieza a montar el primer banco nacional de sangre de cordón umbilical, destinado a impedir unas 12,000 muertes anuales, si los bancos públicos logran competir a pie de igualdad con las compañías privadas que ahora almacenan la mayor parte de la sangre de cordón preservada en el mundo.

Esa sangre es rica en células troncales (células madre, germinales o precursoras, según las distintas denominaciones que reciben) -la materia prima que produce la sangre-, las mismas células que posibilitan los transplantes de médula ósea que ayudan a muchos pacientes a sobrevivir ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades.

Pero la sangre del cordón tiene algunas ventajas: estas células troncales jóvenes son trasplantadas más fácilmente a otras personas que la médula ósea, y pueden ser descongeladas rápidamente, con mayor facilidad que encontrar un donante de médula ósea.

Debería haber una cantidad suficiente como para bancos privados y públicos, dice la Dra. Elizabeth Shpall, del Banco M.D. Anderson de Sangre de Cordón Umbilical (M.D. Anderson Cord Blood Bank). Después de todo, se descarta la sangre del cordón de la mayoría de los cuatro millones de nacimientos anuales en Estados Unidos.

El principal desafío consiste en informar mejor al público; y el mayor obstáculo: el reducido número de hospitales que permiten donaciones.

Su propio trabajo ilustra los agudos contrastes socio-económicos de la industria: en el Hospital General Ben Taub de Houston, Shpall encuentra que las futuras madres, en su mayoría hispanas, no sólo no tienen los medios para pagar un banco de sangre privado, sino que muy pocas han oído siquiera que la sangre del cordón umbilical tiene aplicaciones médicas.

Provista de un apoyo federal de 3 millones de dólares para mejorar las necesarias donaciones para minorías, está trabajando con programas de radio y televisión en español que en unos pocos meses empezarán a informar a las mamás acerca de sus opciones y sobre los hospitales que admiten donaciones.

Su mensaje: "A menos que usted tenga un familiar con cáncer, es improbable que necesite jamás esa sangre almacenada, y si la dona prestará un servicio a la humanidad". Los bancos privados tienen almacenadas unas 400,000 unidades.

¿Cuál es la controversia? Decidir quién necesita realmente almacenar la sangre del cordón umbilical de su propio recién nacido para su posible uso posterior. El almacenamiento privado cuesta de 1,500 a 1,900 dólares por adelantado, y unos 125 dólares por año de allí en adelante, aunque algunos ofrecen programas especiales para familias de menores ingresos.

Las pautas publicadas el mes de febrero pasado por la Academia Estadunidense de Pediatría aconsejan:

-Los padres deberían considerar el almacenamiento privado sólo si un hermano mayor tiene cáncer o determinadas enfermedades genéticas que se haya demostrado son tratables con la sangre del cordón umbilical.

-Todos los demás deberían considerar donar la sangre del cordón umbilical de sus recién nacidos. Las probabilidades de que un niño necesite una infusión de su propia sangre más adelante en la vida son escasas, entre una en 1,000 y una en 200,000.

Los bancos privados disienten aduciendo que a medida que los científicos aprendan más sobre las células troncales, la sangre almacenada podría facilitar tratamientos personalizados para las enfermedades cardíacas u otras dolencias mortíferas más comunes.

"Eso es todavía muy experimental", replica el Dr. Mitchell Cairo del Centro Médico de la Universidad de Columbia, coautor de las nuevas normas.

Asimismo los médicos ni siquiera están seguros de que la sangre pueda seguir usándose después de haber estado almacenada durante décadas.

En febrero también un grupo de médicos en Illinois reportó el primer éxito aparente en el tratamiento de la leucemia de un niño con su propia sangre del cordón umbilical, algo que era habitualmente imposible porque esa misma sangre suele ser portadora del defecto genético desencadenante del cáncer. (AP)

La pérdida de un ser querido aumenta el riesgo de muerte de quien la sufre: estudio médico

BBC Mundo / La Jornada On Line

Un estudio científico afirma que la gente que sufre la pérdida de un ser querido tiene hasta 20% más riesgo de morir. Según los investigadores de la Universidad de Utrecht, en Holanda, el dolor psicológico causado por una muerte cercana juega un papel muy importante.

Los expertos afirman que la gente que pierde a su pareja, por ejemplo, a menudo adopta hábitos poco saludables como una dieta insana o tabaquismo. De hecho, afirma el estudio publicado en la revista médica The Lancet, para los viudos el mayor riesgo de muerte está relacionado al consumo de alcohol y a la pérdida de su única confidente. Esto se debe a que a menudo es la esposa quien llevaba el control del régimen de salud.

Para las viudas el panorama no es tan claro, pero los investigadores creen que la intensa soledad y el dolor psicológico causado por la pérdida puede desempeñar un papel muy importante.

Estudios previos han demostrado que el dolor psicológico puede causar cambios físicos en el cuerpo, ya que las hormonas del estrés pueden trastornar los procesos del organismo. "Este hecho es bastante común en gente muy mayor", dijo a BBC Ciencia la psicóloga Diana Liberman, fundadora del Centro de Recuperación Emocional de la Pérdida y autora del libro Es hora de hablar del duelo. "Una persona que ha convivido durante 40 años o más con otra persona, es muy común que al poco tiempo de la pérdida sufra una enfermedad o alguna muerte súbita", agrega la experta.

El duelo

Los científicos analizaron varios estudios publicados sobre los riesgos que puede sufrir una persona con el corazón roto. El objetivo era analizar la relación entre la muerte de un ser querido y la salud física y mental.

Según los autores, el sufrimiento no es una enfermedad, y la mayoría de la gente es capaz de ajustarse a éste sin intervención psicológica profesional.

Sin embargo, descubrieron que la pérdida un ser querido puede estar asociada a un mayor riesgo de mortalidad, particularmente en las primeras semanas y meses después de la muerte. El estudio encontró que los hombres tenían 21% más probabilidad de morir después de la muerte de su esposa, y las viudas, el 17%, tras la pérdida del esposo.

Los hombres que pierden a la mujer también tienen tres veces más probabilidades de suicidarse, mientras que las viudas no mostraron mayor riesgo de suicidarse.

Otro estudio publicado en 2003 muestra que los padres tienen un mayor riesgo de suicidio tras la muerte de un hijo. Entre más joven es el hijo, el riesgo es mayor, y es particularmente alto en los primeros 30 días de duelo.

Según Diana Liberman, también es común ver a personas que tienen que recuperarse de la pérdida de dos seres cercanos. "Yo he trabajado con jóvenes que vienen a recuperarse de la muerte de una hermana, por ejemplo, y al poco tiempo pierden al padre", afirma.

Las consecuencias

Los científicos afirman que ese riesgo está asociado al menoscabo de la salud física, que se manifiesta en la presencia de síntomas y enfermedades, y en el menor uso de los servicios médicos. Afirman también que en el estudio encontraron patrones "consistentes", lo cual permite llegar a la conclusión de que "la mortalidad por el sufrimiento causado por una pérdida puede atribuirse en gran parte al llamado corazón roto".

Hay factores que incrementan la vulnerabilidad de una persona que sufre un corazón roto, explican los investigadores. Por ejemplo, las circunstancias de la muerte, la forma de aceptar la pérdida y otros factores personales.

"Es por eso que cuando ocurre la muerte de un hijo --dice Diana Liberman-- el padre debe tener un espacio y una posibilidad de hablar del duelo y de lo que perdió. Porque de lo contrario esto tendrá como consecuencia una enfermedad física o una muerte súbita", explica la experta a BBC Ciencia.

Lo principal, dice Liberman, es que la gente hable del dolor que siente o busque alguna intervención psicológica. "Lo que complica el duelo y lo que puede llevar a la enfermedad o la muerte es no hablar del duelo".

"Está comprobado que poder hablar del duelo atenúa el dolor, calma y permite que la gente pueda lograr, si no una vida intacta, sí lo más parecido a una vida normal", afirma la experta.

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/science/newsid_7136000/7136183.stm

Luis Demetrio

(Mérida, Yucatán, 21-Abr-1931 – Cuernavaca, Morelos, 17-Dic-2007)

El compositor mexicano Luis Demetrio, autor del tema "La puerta", una de las favoritas del mundo de habla hispana, murió dejando un amplio legado musical que interpretaron artistas como Pedro Vargas, Javier Solís, Andy Russell, Eydie Gormé, Lola Flores y Luis Miguel.

Reconocido a nivel internacional por temas como "Felicidad", "Yo no sé que siento aquí", "Calendario", "Eres todo para mí", "Que vuelva a mí", "La copa de vino" y "Voy", entre otros, falleció a los 76 años de edad en Cuernavaca, Morelos.

El compositor, hijo de Juan B. Traconis y Ofelia Molina, nació en Mérida, Yucatán el 21 de abril de 1931. A los tres años mostró su inclinación por la música al ejecutar las melodías populares yucatecas con una pequeña armónica.

De acuerdo con la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM), cuando cumplió 12 años reveló sus dotes de creador con su primera canción: "Felicidad".

En 1948 llegó a la Ciudad de México para cursar la carrera de contador, como su familia deseaba, pero con el interés de explorar el arte musical por lo que, sin descuidar sus obligaciones como estudiante, se introdujo en esa faceta.

En 1950 el trío Avileño le grabó su melodía "Yo no sé qué siento aquí", y casi al mismo tiempo el rey del mambo, Dámaso Pérez Prado, presentó esa misma tonada, pero rebautizada con el nombre "La cerveza".

En 1954 se integró a los coros de la orquesta América y para 1957 la Orquesta de Luis Arcaraz interpretó sus temas "Calendario", "Eres todo para mí" y "Que vuelva a mí". Ese mismo año Lucho Gatica internacionalizó "La puerta", que se colocó entre las grandes favoritas del mundo de habla hispana.

Pedro Vargas, Andy Russell, Tito Rodríguez, Virginia López, Celia Cruz, Eydie Gormé, Billy Vaughn, Lola Flores, The Barry Sisters, Elis Regina, Alberto Vázquez, Manolo Muñoz, Marco Antonio Muñiz y Dean Martin interpretaron sus temas antes de que dejara la composición para hacerse cargo de la dirección artística de una importante empresa grabadora.

Poco después regresó y escribió "El día", para Angélica María; "La copa de vino" y "Voy", en honor a Olga Guillot; "Si Dios me quita la vida", para Javier Solís, y "Te necesito", que interpretó Carlos Lico.

Su popularidad se tradujo en una invaluable cosecha de reconocimientos, pues en 1964 recibió la Musa de Radiolandia al Mejor Compositor del Año.

En 1965 obtuvo el Trébol de Oro por las mejores ventas y la Diosa de Plata del XI Concurso de la Televisión Mexicana al Mejor Compositor.

Además del Micrófono de Oro de la Asociación Nacional de Locutores; el Calendario Azteca, de la Asociación Mexicana de Periodistas de Radio y Televisión (AMPRYT); los trofeos WHON, de Nueva York; el de la revista Farándula, también de Nueva York, y el de la KWKW, de Los Angeles, California.

En 1966 recibió el Trébol de Oro Musart por las Mejores Ventas del Año; la Diosa de Plata, al ser designado Compositor del Año en el XII Concurso de la Televisión Mexicana, y la Hebilla de Oro, al Artista del Año.

Un premio y reconocimiento por el segundo lugar en el Primer Festival de la Canción Latinoamericana de Miami, Florida, y la Palma de Oro en 1967 por el primer lugar en el Festival Internacional de Hollywood.

El 26 de octubre de 2005, la SACM organizó una ceremonia en sus instalaciones en la que el Consejo Directivo, encabezado por Roberto Cantoral, le rindió homenaje por sus 50 años de trayectoria. (Notimex)

Rainer Maria Rilke /Escritor

(Praga, 4 de diciembre de 1875 - Val-Mont, Suiza, 29 de diciembre de 1926)

Frases del escritor

La única patria feliz, sin territorio, es la conformada por los niños.

Busca la profundidad de las cosas; hasta allí nunca logra descender la ironía.

Sólo quien no excluya nada de su existencia, ni lo que sea enigmático y misterioso, logrará sentir hondamente sus relaciones con otro ser como algo vivo, y sólo él estará en condiciones de apurar por sí mismo su propia vida.

Sólo son malas y peligrosas las tristezas que se llevan entre la multitud para que ella las oculte.

Nos encontramos en una corriente donde debemos remontar la marea. La tristeza también es una ola.

El amor es la ocasión única de madurar, de tomar forma, de llegar a uno mismo a ser un mundo para el amor del ser amado.

http://www.frasedehoy.com/call.php?file=autor_mostrar&autor_id=562

La abeja haragana /Cuento

Cuento de Horacio Quiroga (1878 - 1937)

Había una vez en una colmena una abeja que no quería trabajar, es decir, recorría los árboles uno por uno para tomar el jugo de las flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo tomaba del todo.

Era, pues, una abeja haragana. Todas las mañanas, apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la puerta de la colmena, veía que hacía buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo día. Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volvía a salir, y así se lo pasaba todo el día mientras las otras abejas se mataban trabajando para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas recién nacidas.

Como las abejas son muy serias, comenzaron a disgustarse con el proceder de la hermana haragana. En la puerta de las colmenas hay siempre unas cuantas abejas que están de guardia para cuidar que no entren bichos en la colmena. Estas abejas suelen ser muy viejas, con gran experiencia de la vida y tienen el lomo pelado porque han perdido todos los pelos de rozar contra la puerta de la colmena.

Un día, pues, detuvieron a la abeja haragana cuando iba a entrar, diciéndole:

--Compañera: es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos trabajar.

La abejita contestó:

--Yo ando todo el día volando, y me canso mucho.

--No es cuestión de que te canses mucho --respondieron--, sino de que trabajes un poco. Es la primera advertencia que te hacemos.

Y diciendo así la dejaron pasar.

Pero la abeja haragana no se corregía. De modo que a la tarde siguiente las abejas que estaban de guardia le dijeron:

--Hay que trabajar, hermana.

Y ella respondió en seguida:

--¡Uno de estos días lo voy a hacer!

--No es cuestión de que lo hagas uno de estos días le respondieron-- sino mañana mismo. Acuérdate de esto.

Y la dejaron pasar.

Al anochecer siguiente se repitió la misma cosa. Antes de que le dijeran nada, la abejita exclamó:

--¡Sí, sí hermanas! ¡Ya me acuerdo de lo que he prometido!

--No es cuestión de que te acuerdes de lo prometido --le respondieron--, sino de que trabajes. Hoy es 19 de abril. Pues bien: trata de que mañana, 20, hayas traído una gota siquiera de miel. Y ahora, pasa.

Y diciendo esto, se apartaron para dejarla entrar.

Pero el 20 de abril pasó en vano como todos los demás. Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se descompuso y comenzó a soplar un viento frío.

La abejita haragana voló apresurada hacia su colmena, pensando en lo calientito que estaría allá dentro. Pero cuando quiso entrar, las abejas que estaban de guardia se lo impidieron.

--¡No se entra!--le dijeron fríamente.

--¡Yo quiero entrar! --clamó la abejita--. Esta es mi colmena.

--Esta es la colmena de unas pobres abejas trabajadoras --le contestaron las otras--. No hay entrada para las haraganas.

--¡Mañana sin falta voy a trabajar! --insistió la abejita.

--No hay mañana para las que no trabajan --respondieron las abejas, que saben mucha filosofía.

Y esto diciendo la empujaron afuera.

La abejita, sin saber qué hacer, voló un rato aún; pero ya la noche caía y se veía apenas. Quiso cogerse de una hoja, y cayó al suelo. Tenía el cuerpo entumecido por el aire frío, y no podía volar más.

Arrastrándose entonces por el suelo, trepando y bajando de los palitos y piedritas, que le parecían montañas, llegó a la puerta de la colmena, a tiempo que comenzaban a caer frías gotas de lluvia.

--¡Ay, mi Dios! --clamó la desamparada--. Va a llover, y me voy a morir de frío.

Intentó entrar en la colmena.

Pero de nuevo le cerraron el paso.

--¡Perdón!--gimió la abeja--. ¡Déjenme entrar!

--Ya es tarde--le respondieron.

--¡Por favor, hermanas! ¡Tengo sueño!

--Es más tarde aún.

--¡Compañeras, por piedad! ¡Tengo frío!

--Imposible.

--¡Por última vez! ¡Me voy a morir! Entonces le dijeron:

--No, no morirás. Aprenderás en una sola noche lo que es el descanso ganado con el trabajo. Vete.

Y la echaron.

Entonces, temblando de frío, con las alas mojadas y tropezando, la abeja se arrastró, se arrastró hasta que de pronto rodó por un agujero; cayó rodando, mejor dicho, al fondo de una caverna.

Creyó que no iba a concluir nunca de bajar. Al fin llegó al fondo, y se halló bruscamente ante una víbora, una culebra verde de lomo color ladrillo, que la miraba enroscada y presta a lanzarse sobre ella.

En verdad, aquella caverna era el hueco de un árbol que habían trasplantado hacía tiempo, y que la culebra había elegido de guarida.

Las culebras comen abejas, que les gustan mucho. Por esto la abejita, al encontrarse ante su enemiga, murmuró cerrando los ojos:

--¡Adiós mi vida! Esta es la última hora que yo veo la luz.

Pero con gran sorpresa suya, la culebra no solamente no la devoró sino que le dijo:

--¿Qué tal, abejita? No has de ser muy trabajadora para estar aquí a estas horas.

Es cierto --murmuró la abejita--. No trabajo, y yo tengo la culpa.

--Siendo así --agregó la culebra, burlona--, voy a quitar del mundo a un mal bicho como tú. Te voy a comer, abeja.

La abeja, temblando, exclamó entonces:

--¡No es justo eso, no es justo! No es justo que usted me coma porque es más fuerte que yo. Los hombres saben lo que es justicia.

--¡Ah, ah! --exclamó la culebra, enroscándose ligero--. ¿Tú conoces bien a los hombres? ¿Tú crees que los hombres que les quitan la miel a ustedes, son más justos, grandísima tonta?

--No, no es por eso que nos quitan la miel --respondió la abeja.

--¿Y por qué, entonces?

--Porque son más inteligentes.

Así dijo la abejita. Pero la culebra se echo a reír, exclamando:

--¡Bueno! Con justicia o sin ella, te voy a comer; apróntate.

Y se echo atrás, para lanzarse sobre la abeja. Pero ésta exclamó:

--Usted hace eso porque es menos inteligente que yo.

--¿Yo menos inteligente que tú, mocosa?-- se rió la culebra.

--Así es-- afirmó la abeja.

--Pues bien-- dijo la culebra--, vamos a verlo. Vamos a hacer dos pruebas. La que haga la prueba más rara, ésa gana. Si gano yo, te como.

--¿Y si gano yo?-- preguntó la abejita.

--Si ganas tú --repuso su enemiga--, tienes el derecho de pasar la noche aquí, hasta que sea de día. ¿Te conviene?

--Aceptado-- contestó la abeja.

La culebra se echó a reír de nuevo, porque se le había ocurrido una cosa que jamás podría hacer una abeja. Y he aquí lo que hizo:

Salió un instante afuera, tan velozmente que la abeja no tuvo tiempo de nada. Y volvió trayendo una cápsula de semillas de eucalipto, de un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba sombra. Los muchachos hacen bailar como trompas esas cápsulas, y les llaman trompitos de eucalipto.

--Esto es lo que voy a hacer --dijo la culebra--. ¡Fíjate bien, atención!

Y arrollando vivamente la cola alrededor del trompito como un piolín la desenvolvió a toda velocidad, con tanta rapidez que el trompito quedó bailando y zumbando como un loco. La culebra reía, y con mucha razón, porque jamás una abeja ha hecho ni podrá hacer bailar a un trompito. Pero cuando el trompito, que se había quedado dormido zumbando, como les pasa a los trompos de naranjo, cayó por fin al suelo, la abeja dijo:

--Esa prueba es muy linda, y yo nunca podré hacer eso.

--Entonces, te como --exclamó la culebra.

--¡Un momento! Yo no puedo hacer eso; pero hago una cosa que nadie hace.

--¿Qué es eso?

--Desaparecer.

--¿Cómo? --exclamó la culebra, dando un salto de sorpresa--. ¿Desaparecer sin salir de aquí?

--Sin salir de aquí.

--¿Y sin esconderte en la tierra?

--Sin esconderme en la tierra.

--Pues bien, ¡hazlo! Y si no lo haces, te como en seguida --dijo la culebra.

El caso es que mientras el trompito bailaba, la abeja había tenido tiempo de examinar la caverna y había visto una plantita que crecía allí. Era un arbustillo, casi un yuyito, con grandes hojas del tamaño de una moneda de dos centavos.

La abeja se arrimó a la plantita, teniendo cuidado de no tocarla, y dijo así:

--Ahora me toca a mí, señora Culebra. Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando diga "tres" búsqueme por todas partes, ¡ya no estaré más!

Y así pasó, en efecto. La culebra dijo rápidamente: "uno..., dos..., tres", y se volvió y abrió la boca cuan grande era, de sorpresa: allí no había nadie. Miró arriba, abajo, a todos lados, recorrió los rincones, la plantita, tanteó todo con la lengua. Inútil: la abeja había desaparecido.

La culebra comprendió entonces que si su prueba del trompito era muy buena, la prueba de la abeja era simplemente extraordinaria. ¿Qué se había hecho? ¿Dónde estaba?

Una voz que apenas se oía --la voz de la abejita-- salió del medio de la cueva.

--¿No me vas a hacer nada? --dijo la voz--. ¿Puedo contar con tu juramento?

--Sí --respondió la culebra--. Te lo juro. ¿Dónde estás?

--Aquí --respondió la abejita, apareciendo súbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita.

¿Qué había pasado? Una cosa muy sencilla: la plantita en cuestión era una sensitiva, muy común también en Buenos Aires, y que tiene la particularidad de que sus hojas se cierran al menor contacto. Solamente que esta aventura pasaba en Misiones, donde la vegetación es muy rica, y por lo tanto muy grandes las hojas de las sensitivas. De aquí que al contacto de la abeja, las hojas se cerraron, ocultando completamente al insecto.

La inteligencia de la culebra no había alcanzado nunca a darse cuenta de este fenómeno; pero la abeja lo había observado, y se aprovechaba de él para salvar su vida. La culebra no dijo nada, pero quedó muy irritada con su derrota, tanto que la abeja pasó toda la noche recordando a su enemiga la promesa que había hecho de respetarla.

Fue una noche larga, interminable, que las dos pasaron arrimadas contra la pared mas alta de la caverna, porque la tormenta se había desencadenado, y el agua entraba como un río adentro.

Hacía mucho frío, además, y adentro reinaba la oscuridad más completa. De cuando en cuando la culebra sentía impulsos de lanzarse sobre la abeja, y ésta creía entonces llegado el término de su vida.

Nunca jamás, creyó la abejita que una noche podría ser tan fría, tan larga, tan horrible. Recordaba su vida anterior, durmiendo noche tras noche en la colmena, bien calientita, y lloraba entonces en silencio.

Cuando llegó el día, y salió el sol, porque el tiempo se había compuesto, la abejita voló y lloró otra vez en silencio ante la puerta de la colmena hecha por el esfuerzo de la familia. Las abejas de guardia la dejaron pasar sin decirle nada, porque comprendieron que la que volvía no era la paseandera haragana, sino una abeja que había hecho en sólo una noche un duro aprendizaje de la vida.

Así fue, en efecto. En adelante, ninguna como ella recogió tanto polen ni fabricó tanta miel. Y cuando el otoño llegó, y llegó también el término de sus días, tuvo aún tiempo de dar una última lección antes de morir a las jóvenes abejas que la rodeaban:

--No es nuestra inteligencia, sino nuestro trabajo quien nos hace tan fuertes. Yo usé una sola vez mi inteligencia, y fue para salvar mi vida. No habría necesitado de ese esfuerzo, si hubiera trabajado como todas. Me he cansado tanto volando de aquí para allá, como trabajando. Lo que me faltaba era la noción del deber, que adquirí aquella noche. Trabajen, compañeras, pensando que el fin a que tienden nuestros esfuerzos --la felicidad de todos-- es muy superior a la fatiga de cada uno. A esto los hombres llaman ideal, y tienen razón. No hay otra filosofía en la vida de un hombre y de una abeja.

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