8 de Marzo: Bota militar e indignación

Sara Lovera López* /CIMAC México DF, 6 marzo 07.- El 8 de marzo es una fecha emblemática. La única para reflexionar a fondo sobre la condición de todas las mujeres del mundo. Una fecha reivindicativa donde los derechos de más de la mitad de la población siguen siendo una utopía. En un México cruzado por la confusión y la violencia, donde las botas militares, desperdigadas por el territorio nacional, usan, abusan y matan a las mujeres; (...). En un país donde reina la banalidad y las cifras alegres de la macroeconomía, hay lugares como el descrito en Proceso por Alejandro Caballero, un lugar de miseria que se llama Cochoapa el Grande en Guerrero, en donde se combina la miseria con la condición femenina, ahí donde lo más cotizado “por encima de los cartones de cerveza, son las niñas que empiezan a menstruar”, ahí donde la maternidad se diluye con la muerte, y ahí en donde la estadística de un solo hospital habla de 20 muertes maternas en un año. Ahí donde Florencia de 17 años, la de la historia, perdió a su primer hijo porque falta todo. Un país de discursos y leyes vacías que se enfrentan a una constante e indignante realidad. Las mujeres este 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, tenemos que pensar que se va a tocar fondo y necesitamos otro pacto social, uno en que las mujeres dejemos de ser cosas para convertirnos en personas, en sujetos de derechos humanos. Un país para poder alzarnos, erigirnos, levantarnos. Que deje como historia la cabeza gacha, la ignorancia y la subordinación. Yo solamente leí las publicaciones de este domingo. Dos periódicos y una revista. La lista de violaciones a los derechos humanos que me encontré resulto infinita. El 8 de marzo de 2007, que se festejará seguramente en Los Pinos con rimbombantes declaraciones de un grupo que se adjudicó la administración del gobierno, hablarán de avances, convenciones, leyes, políticas públicas que no llegan a las mujeres, a esas que han sostenido el desmoronamiento económico de todo el sistema, las que trabajan hasta 16 horas diarias y no reciben nada, como muchos hombres que también trabajan a cambio de cero. En Coahuila, donde 13 mujeres fueron violadas en el poblado de Castaños en julio último por un piquete de soldados, y en el que el juez ya empieza a mostrar el cobre, adjudicando al obispado haber manipulado las declaraciones de las afectadas, como si los hechos documentados y conocidos no existieran. Veo ahí una triquiñuela insultante, una desviación de complicidad patriarcal. Y es lo mismo en la Sierra de Zongolica, en el poblado de Tatlalzingo, donde murió una indígena nahua de 73 años luego de ser violada por 5 militares, de esos, igual que en Castaños, a los que se les subió el salario, se les hizo jefes en comunidades, pueblos y ciudades. Esos que se les ha colocado como los salvadores de la seguridad nacional, por un régimen bajo sospecha de ilegalidad e ilegitimidad. Ahora resulta que el mando castrense quiere rescatar a sus soldados en Castaños y en Veracruz, como lo ha hecho en 9 ocasiones conocidas de 1994 a la fecha. Esos que escogen a mujeres de todo tipo, donde las indígenas son perseguidas y torturadas, como en Emiliano Zapata, en Chiapas esta semana. ¿De qué hablamos este 8 de marzo? De las noticias del día o del horrendo crimen contra una hija de 10 años y su madre, otra vez asesinadas en Ciudad Juárez, Chihuahua, este 2 de marzo. Tal vez habrá quienes vean otras realidades, como el balance de los acuerdos internacionales, mientras se tiñe de rojo el alma y la inteligencia porque además todos los días, como decía el periódico, llegan al Tribunal de Justicia del Distrito Federal mujeres golpeadas y vejadas a pedir el divorcio y otras 15 mil esperan días, meses, años para que sus ex maridos cumplan con la pensión alimenticia, sin remedio y sin justicia. Lo que es evidente es que en este país nadie, absolutamente nadie, se puede tragar el discurso de orden y progreso, como en la Italia de los años 30; ni las tres k del partido nazi-facista de Hitler; de la democracia en el PRI desahuciado que anuncia la heralda Beatriz Paredes, parada en la inmundicia y el desamparo. Tal vez podríamos olvidar las noticias de un día y sentarnos a hacer la cuentas de cómo ha sido promisoria la educación de las mujeres, entre ellas, las que forman el 40 por ciento de las 3 millones 400 personas que se fueron de México en 5 años para buscarse la vida, como dice Isabel Vericat Núñez [en La otra Frontera], esa vida donde se pone el cuerpo para sobrevivir a pesar de todo, como mujeres, como personas, como sujetos. Un pequeño grupo de necias andan en busca de una nueva historia, una nueva Constitucionalidad, un nuevo marco para un país que para las mujeres requiere todo nuevo, absolutamente todo, no sólo algunas pocas reglas, leyes y discursos, una nueva vida, que, por cierto, tendremos que construir a pesar de todo y contra cualquier inadecuada justificación familiar o de género, como dirían. * Periodista y feminista mexicana, reportera en los diarios El Día, unomásuno y La Jornada, candidata en 2005 al Premio Nobel Mil Mujeres por la Paz. http://www.cimacnoticias.com/site/s07030603-PALABRA-DE-ANTIGON.16766.0.html

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