Pancho Villa, el guerrillero /I de III

(México, 5 de junio de 1876 - 1923)
Doroteo Arango, mejor conocido después como Pancho Villa, nació el 5 de junio de 1876 en el Rancho de Río Grande, ahora conocido como La Coyotada, cerca de un pueblo llamado San Juan del Río, del municipio del mismo nombre, en el estado de Durango. Sus padres fueron Agustín Arango y Maria Micaela Arámbula, ambos mestizos. De origen muy humilde, hijo de peones incultos, tampoco fue nunca a la escuela (aunque sí aprendería a leer y escribir y promovería el desarrollo escolar en México). Huérfano, tuvo una infeliz niñez y una conducta muy rebelde en la adolescencia, fue leñador, agricultor, comerciante, y bandido antes de hacerse militar revolucionario. Doroteo Arango se convierte en Pancho Villa En 1894 Doroteo se dedicó un tiempo a la agricultura en una hacienda de la familia López Negrete pero en septiembre de ese mismo año se convirtió en fugitivo de la ley después de asesinar al dueño de la hacienda, Agustín López Negrete, quien había violado a su hermana. Se refugió en la sierra donde, según una de las versiones del porqué cambió de nombre, sufrió de hambre y ya casi moribundo fue rescatado por una pandilla de bandidos encabezada por un hombre llamado Francisco Villa, quien lo recogió, lo alimentó y se convirtió en su amigo. Doroteo Arango empezó a operar con esta pandilla asaltando pueblos y delinquiendo en otras áreas. Por su lealtad se ganó la confianza de Villa. En una ocasión el jefe de la banda sufrió una herida de bala, y cuando agonizaba nombró a Doroteo Arango como jefe de su pandilla, y entonces Doroteo Arango cambió su nombre al de Francisco (Pancho) Villa, rescatando así para siempre del olvido el nombre de su buen amigo. Pancho Villa y su banda continuaron realizando actos de vandalismo. Regresó a la hacienda donde había matado a Agustín López Negrete, y liquidó al cuñado de éste y a sus hombres, que lo buscaban para matarlo. Villa empezó a seguir una causa en defensa de la clase obrera que era fuertemente explotada al punto de comparación con la esclavitud. Pancho Villa el bandolero Después de los asesinatos, se fue al monte y, proscrito durante veintidós años, estuvo huyendo de las tropas federales enviadas en su persecución. Pancho Villa entró rápidamente en la leyenda popular. Su nombre se hizo tan famoso que pronto todos los robos de trenes, asaltos y ejecuciones en el norte de México eran atribuidos a la leyenda Pancho Villa. Creció un inmenso acervo de historias populares entre los peones de las haciendas en torno a su nombre. Muchas canciones y corridos celebran aún hoy las hazañas de Pancho Villa, cantadas por los pastores, al calor de sus hogueras, por la noche, en las montañas, que son la reproducción de las coplas heredadas de sus padres o que otros compusieron. Hay una historia en la que Villa, enfurecido al conocer la miseria de los peones en la hacienda de Los Álamos, reclutó una pequeña partida de hombres y cayó sobre la mansión de los patronos, saqueándola y distribuyendo los frutos expropiados entre los pobres. Después, Pancho Villa arreó millares de cabezas de ganado desde Terrazas y cruzó con ellas la frontera. Asaltaba una mina y se apoderaba del oro o plata en barras. Cuando necesitaba maíz, expropiaba el granero de algún latifundista. Reclutaba a sus tropas en ranchos alejados de caminos transitados, y los organizaba en las montañas. Muchos de los soldados de la revolución y algunos generales constitucionalistas, como Urbina, pertenecieron a la guerrilla de Pancho Villa. Sus dominios iban del sur de Chihuahua al norte de Durango, y se extendían desde Coahuila, cruzando la República, hasta el Sinaloa. Villa era conocido en todas partes como El amigo de los pobres. Durante las épocas de miseria, se encargaba de alimentar a regiones enteras y se hacía cargo de la gente desalojada de sus poblados por las tropas federales. Pancho Villa entra en la Revolución Mexicana En las elecciones de 1910, Francisco I. Madero desafió al presidente Porfirio Díaz con un programa democrático y de reformas sociales, pero el veterano dictador lo encarceló para ganar las elecciones. Después lo liberó, y Madero viajó a Texas, desde donde proclamó la insurrección, cruzó la frontera y se dirigió hacia la capital, agrupando tropas de voluntarios, hasta que logró entrar a la ciudad de México, en mayo de 1911, acabando con la larga dictadura de Porfirio Díaz iniciada en 1876. Para entonces, Pancho Villa, todavía un guerrillero, había conocido a Abraham González, representante político de Francisco I. Madero en Chihuahua, y de él recibió la educación básica que le hizo abrir los ojos al mundo político y cambiar su visión sobre su propia vida y su relación con los que estaban en el poder (en este caso, en Chihuahua, con la familia Creel Terrazas). Villa se sumó al proyecto de Madero, quien ya siendo presidente electo, después del breve interinato de Francisco León de la Barra, lo nombró capitán del ejército, y como tal, Villa fue con Madero a la ciudad de México, donde lo nombraron general honorario de los nuevos rurales. Pero las reformas sociales de la revolución no podían desplegarse sin el apoyo de las masas campesinas. Eso significaba enfrentarse a la oligarquía terrateniente y a los Estados Unidos, que también mantenían importantes intereses económicos en México. Había que atacar poderosos grupos privados para distribuir la tierra entre los campesinos, y éstos últimos no estaban organizados. El gobierno de Madero se vio acosado por la contrarrevolución. En 1912 Pascual Orozco comenzó un levantamiento. Las tropas de Pancho Villa fueron agregadas a las del general Victoriano Huerta, cuando éste partió hacia el norte para combatir la rebelión. Pancho Villa era comandante de la guarnición en Parral y derrotó a Orozco con una fuerza inferior en la única batalla decisiva de la campaña. Pero Victoriano Huerta no era de fiar y muy pronto empezó a descubrir sus cartas. Inesperadamente acusó de insubordinación a Pancho Villa, diciendo haberle telegrafiado una orden a Parral, que Villa manifestó no haber recibido, y lo envió ante un tribunal militar en Jiménez. En sólo quince minutos el futuro y más poderoso antagonista de Huerta fue condenado al fusilamiento. El hermano de Madero, que pertenecía al estado mayor de Huerta, detuvo la ejecución, y el presidente Madero, obligado a respaldar a su general en jefe de la campaña, encarceló a Pancho Villa en la penitenciaría de la capital. Durante todo este periodo, Villa permaneció leal al Presidente, sin vacilaciones, actitud sin precedente en la historia mexicana. Poco después, logró fugarse de la cárcel y el gobierno de Madero se hizo de la vista gorda ante el hecho. Vivió en el Paso, Texas, hasta que estalló el último levantamiento, y desde allí partió con cuatro acompañantes, tres caballos, medio kilo de azúcar, medio de café y medio de sal, en abril de 1913, a conquistar México. Dos meses antes, los latifundistas (contrarrevolucionarios, la "eterna" minoría en el poder), secundados por la mitad del ejército, se habían levantado contra Madero, y aunque se vieron en situación difícil, la balanza se inclinó a su favor cuando se les sumó Victoriano Huerta al frente de unidades de su ejército acantonadas en la ciudad de México. Esto provocó la renuncia de Madero y su posterior asesinato. La mayoría de los gobernadores reconocieron a Huerta como su nuevo presidente.
(Continuará)

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