Bartolomé Hidalgo /Poeta

(Uruguay, 1788 - Argentina, 1822)

Bartolomé Hidalgo nació en el seno de una familia humilde en Montevideo (Uruguay), el 24 de agosto de 1788. Sus padres, Catalina Jiménez y Juan Hidalgo, eran de nacionalidad argentina. En su infancia y tras perder a su progenitor, Hidalgo, a la par que trabajaba como comerciante y peluquero, se empapó de poesía española, principalmente literatura neoclásica. Participó en la independencia de Uruguay y Argentina, llegando a luchar en el frente y a comprometerse poéticamente con varios trabajos literarios, entre ellos el himno revolucionario La marcha oriental.
También trabajó de funcionario en diversos puestos, entre ellos como burócrata del Ministerio de Hacienda, y, en 1816 y en un apartado más artístico, llegó a dirigir la Casa de Comedias de Uruguay. En 1818 se mudó a Argentina y dos años después contrajo matrimonio con Juana Cortina.
La significación de este autor viene dada por ser el primer escritor de poesía gauchesca, recogiendo el sentir popular rural, con el protagonismo de los gauchos, en unos textos que el propio autor vendía por las calles argentinas.
Cielitos y Diálogos patrióticos, éstos últimos con el protagonismo de Jacinto Chano y Ramón Contreras, son sus obras más representativas, derivadas tanto de los cánticos y poética tradicional española como de los procederes de los payadores de la zona y el sentimiento patriótico y político en un contexto independentista.
Aquejado de enfermedades pulmonares Hildago falleció de tuberculosis en la localidad argentina de Morón, el 28 de noviembre de 1822. Tenía 34 años.

CIELITO DE LA INDEPENDENCIA (Fragmento)

Si de todo lo criado
es el cielo lo mejor,
el "cielo" ha de ser el baile
de los Pueblos de la Unión.

Cielo, cielito y más cielo,
cielito siempre cantad
que la alegría es del cielo,
del cielo es la libertad.

Hoy una Nación
en el mundo se presenta,
pues las Provincias Unidas
proclaman su Independencia.

Cielito, cielo festivo,
cielo de la libertad,
jurando la Independencia
no somos esclavos ya.

Los del Río de la Plata
cantan con aclamación,
su libertad recobrada
a esfuerzos de su valor.

Cielo, cielito, cantemos,
cielo de la amada Patria,
que con sus hijos celebra
su libertad suspirada

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